Dejé de escribir poesía cuando te vi tumbado en mi cama.
Y el mundo se detuvo.
Y quién sabe si fuiste tú o fui yo.
Quién sabe si los dos.
Y el besarnos se volvió rutina,
¿y quién dijo que era mala?
el círculo vicioso del amor,
tú y yo...
siempre tan tú y yo.
Todos necesitamos volver...
a la rutina, digo.
Y comerte los lunes a mordiscos,
mientras hacemos café.
Y qué si se nos quema...
ahora ya no importa.
Ir a trabajar sobre tus caderas
con los atascos de las ocho de la mañana,
overbooking en las sábanas...
y yo sin ninguna prisa...
Dejé de escribir poesía
cuando te vi en mi cama...
llamar poesía a estas líneas ya...
carece de sentido.
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