Te quiero. Dos palabras,
insignificantes como cualquier otras, pero que juntas tienen un
significado tan amplio. Las palabras pueden llegar a perder el
sentido de tanto usarlas, todo el mundo las usa, las utiliza
constantemente, las deforma y las saca de su significado...las da de
si. Luego las cogemos y las vamos a usar y se quedan pequeñas,
cortas, sin sentido para todo lo que queremos expresar. Te quiero,
dos palabras que lo dicen todo, pero a la vez que no dicen nada de lo
que siento en realidad. No hay palabras suficientes para expresar los
sentimientos, cuando te sonrojas y te da un vuelco al corazón, no
hay palabras para describir ese momento. Un primer beso, una primera
vez, no existe una palabra que refleje bien todo lo que podemos
llegar a sentir.
Te quiero. Claro que te quiero, pero es
poco comparado con todo lo que te podría decir. Podría inventar una
palabra, sólo para decirte lo que siento por ti, porque quiero a
muchas personas, pero como a ti no quiero a ninguna, entonces, ¿por
qué tengo que decirte que te quiero si siento mucho más?
Lloraría de alegría cada minuto,
saltaría por la felicidad que siento dentro al saber que no estoy
sola, que me cuidas y me quieres, que hay alguien que se preocupa por
mi, y eres tú. Abrazaría al mundo por darme la oportunidad de estar
contigo, de haberte conocido.
Sentimientos tan complejos que a veces
describimos con un simple “te quiero” yo no te quiero. Lo que yo
siento es mucho más, muchísimo.
Y en ese momento en el que ni las
palabras son suficientes para demostrar lo que puedes sentir, en ese
momento entra en juego otro factor. El tacto, el olfato, la vista, el
oído, gusto...expresa lo que sientes, con un abrazo, una caricia, un
beso, una mirada...te digo que te quiero con mis labios, pero sin mi
voz :)
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