La gente se va, sin decirte nada, sin
un adiós. No te hablan, ni te miran, y fingen no importarles, pero
tú y yo sabemos que eso no es verdad. Mírame a los ojos, llevas mi
sangre, te conozco, y sé que te sientes sola, mucho más sola que
yo. Pero no pienses que estoy feliz por ello, yo quiero ayudarte,
pero haces creer que estás bien, siempre con esa fachada, esa cara
sonriente. Pero en la oscuridad de la noche, debajo de las sábanas
de tu cama solo tú y yo sabemos la verdad.
Dejame decirte que te has equivocado,
aunque no lo quieras reconocer. No todo es oro lo que reluce, y
créeme, sé de lo que hablo.
Yo he sido la única que te ha sido
sincera, porque te quiero, porque siempre lo he hecho. Una sonrisa no
refleja felicidad, por lo que una cara bonita no significa una gran
amistad. Esas personas no te cogerán cuando caigas, pero aquellos
que siempre han estado ahí sí lo harán, y se arrodillarán para
que te cueste menos llegar a la cima.
Siempre he querido lo mejor para ti,
que seas feliz, ver esa sonrisa dibujada en tu cara que tan feliz me
ha hecho siempre.
Pero el camino se tuerce, y cada vez
más, te alejas lentamente y no puedo hacer nada. Respiro hondo y
miro hacia atrás, no siempre has estado ahí, pero sabía que si te
necesitaba estarías.

Pero ya no duele, la herida que se me
abrió hace tantos años, la herida de las decepciones ya tiene una
costra, y créeme que no la vas a poder romper. No me va a doler más,
por mucho daño que creas que puedas hacerme. Gracias por hacerme ver
que hasta los grandes pilares a veces también caen, me ha servido
para darme cuenta de que en esta vida no puedes depender de nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario