Sale de casa corriendo.
No sabe si debe llorar o reír, pero
cree que en ese mismo instante está haciendo las dos cosas a la vez.

Está lloviendo, se moja, pero ahora
eso es indiferente. El agua empapa cada mechón de su pelo,goteando
por sus mejillas. Siente como va penetrando poco a poco entre el
tejido de su ropa, y siente las suaves gotas de agua resbalando por
su piel.
Corre cada vez más deprisa. El corazón
late desbocado, tropieza, y se cae. Se mancha los vaqueros, pero la
da igual. No se para a mirarse, no se para a respirar. Corre. Corre.
Y llega a sus brazos. Con lágrimas en
los ojos y la cara empapada él la abraza. Ella escucha su corazón
veloz, con la cabeza en su pecho. Él le coge la cara entre sus
manos, la mira un solo instante a los ojos, simplemente para
comprobar que todo lo que está sucediendo es verdad. Y la besa.
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