domingo, 11 de marzo de 2012

Nunca lo olvides, princesa

Quiérete. Sabes que no merece la pena sufrir. Sufrir sus insultos sin palabras, sus golpes sin tocarte, sus miradas ciegas de cariño y amor.
Quiérete como solo tú sabes hacerlo, como yo sé hacerlo por ti.
Di adiós, adiós a los desprecios y al exceso de hipocresía. Lanza te quieros al viento sin destino, sin interés, se libre.
Inhala, lenta y profundamente, aire fresco que pasa lentamente por tus pulmones, fresco, limpio, sano.
Mírate al espejo y quiérete, porque eres la única que debe hacerlo, lo demás viene rodado.
Tus lágrimas mojan tu corazón, hinundándolo lentamente.
Pon las cosas en su sitio, sé fría, diciendo palabras que quemen como el fuego. No tengas remordimientos, porque tú no eres la culpable.
Amor. Que manera tan gratificante de romper esas palabras, de cambiar significados, de escupir te quieros sin sentimiento.
Yo sigo aquí, con los mismos te quieros, y las mismas miradas sinceras. Sigo aquí con las fuerzas de las dos y el amor que es solo mío, todo para ti.


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