domingo, 8 de septiembre de 2013

A París no tenemos que envidiarle, a nosotras...siempre nos quedará Madrid.

Nunca he contado cuántas risas se nos escapan entre las miradas.
Ellas.
Nunca creí que sería así, tan perfecto e incoherente a la vez. Creí conocerme hasta que las conocí, algo raro…y de nuevo empieza…
Vimos amanecer cada noche juntas…y no me arrepiento.
¿Qué hay mejor que esto? Madrid y el viento nos guardaron el secreto. Felicidad. Un café y Andrés, como medicina…volver nuevas a esto que llaman vida…sonreír.
Y el mundo se para a nuestro paso, en realidad sigue, pero no lo miramos…y recuerdo cada beso, cada abrazo…y maldigo a todos ellos que no creen en algo así…amistad.
Saltar, creerte inmortal a su lado, ver como todo se escapa entre los dedos, y te da igual
Ellas, y sus sonrisas, y sus cafés…ellas y todos los amaneceres, ellas y sus escapadas, y sus silencios y lágrimas. Ellas y sus bailes infinitos, y sus formas de reír, ellas y sus manos, y sus “siempre estaré ahí” ellas…y su forma de ver la vida…ironías entre líneas.
Y verlas de lejos, y quererlas más…”siempre juntas” decían…y creo que así será…
Las miro y veo arena entre sus manos, sonrisas en sus labios y una canción…cualquiera que nos deje respirar…

A París no tenemos que envidiarle, a nosotras…siempre nos quedará Madrid. 

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