Con una cosa clara, te digo que te quiero.

Hola amor.
Siento escribir esta carta, pero tengo tantas cosas que decirte...
Desde que te fuiste me siento vacía, bueno, creo que lo estoy. La vida pasa, y yo con ella, por simple inercia.
Sé cómo van estas cosas. Sé lo que quieres y lo que quiero yo.
Nunca he dudado ni lo haré de aquello que creamos, que sentimos...nunca porque yo también lo viví. Y sé que el no dudar es lo que me hace estar aquí.
Te quiero cada día más, aunque ahora se me queda dentro, ahora crece mi amor por ti sin poder utilizar ese amor para otra cosa que no sea quererte sin verte, tocarte, tenerte...
Oh pequeña, apostaría todo por ti, quizá ya lo he hecho, y sé que si la vida me pusiese en la situación de volver a ser feliz volvería a elegirte una y otra vez.
Creo en ti, creo en mi, y sé que el tiempo hará su trabajo.
Puedes pedirme que me aleje, y podría llegar a conseguirlo, pero nunca del todo...tú y yo sabemos que no podemos hacer algo así. Queremos estar cerca, y eso me da fuerzas para seguir.
Y por último creo que ninguna sabemos qué pasará, igual que no sabíamos que esto pasaría. Ninguna, amor, controlamos el destino.
Pero yo creo que el tiempo nos lo dirá todo, igual que tus ojos son sinceros y me dicen que no me vaya del todo. Y yo no quiero hacerlo.
Sonríe por las dos, que yo me quedo tus lágrimas.
Estaré a tu lado en cada caída y cada sonrisa, no lo dudes, amor, que puede doler, pero lo que más dolería sería no hacerlo.
Te quiero, de forma sincera y plena, te quiero en presente, en pasado y en futuro, te quiero cuando te alejas y cuando te acerques. Te quiero en cada momento que pienso en ti, y cuando no lo hago. Te quiero dudando, volviéndote loca, cerrando las puertas de aquello que ya fue. Te quiero sincera, te quiero llorando, te quiero callada, y callándome. Te quiero ahora y lo haré mañana, no lo dudes nunca.
Quizá parezca una locura, pero quién dijo que el amor no lo es.
Quédate a mi lado, aunque no del mismo modo. Pero quédate.
Siempre. Te quiero, amor.