viernes, 31 de enero de 2014

Mariposas.

He vivido la metamorfosis de mi cuerpo. La oruga se convirtió en mariposa. Otra mariposa la enseño  a volar, que podía ser libre. Ella pintó sus alas de colores bonitos, aunque sabía que sino lo hacía la seguiría viendo la mariposa más bonita de todas, porque era SU mariposa.
El viaje fue corto, pero el aleteo de las alas intenso, ella volaba a su lado y la ayudaba cuando estaba algo más débil. La ayudó a volar más alto, y la hizo creerse capaz de ello. Descubrieron lo bonito de vivir sin ataduras, pero juntas. Capaces de todo.
La nueva mariposa sentía que no podia dejar de volar, que enganchada a la fuerza de su mariposa no caería, se veía bonita incluso sin colorear, viajaba al son del viento, hasta a contracorriente se sentía fuerte.
Pero un día comenzó a llover y la mariposa, su mariposa, con las alas mojadas, comenzo a bajar lentamente, lloraba, pero con las gotas de lluvia nunca se dieron cuenta. Los colores se comenzaron a borrar, y ahora la lluvia era de un tono verde precioso, incluso el final fue bonito.
Con las alas rotas y mojadas bajaron al suelo, una sabiendo que era la única forma de vivir, la otra sabiendo que acabaría muriendo.
Se cuidaron las alas, con tacto y mucho amor, a ellas nunca les faltó de eso.
Se prometieron la vida y eso hicieron, porque aunque no murieron, vivir era estar juntas, y mientras lo estaban vivieron.
Con las alas aún mojadas una emprendió el vuelo, sin parar de mirar hacia el suelo. "Tú eres valiente" gritaba desde el cielo, y la pequeña le creía, siempre lo había hecho.
Cogía carrerilla, y fracasaba en el intento, sus alas eran débiles, no podía contra el viento.
La pequeña mariposa tenía colores guardados, pero decidió escribir poemas con la tinta en el asfalto
Al ver la mariposa desde el cielo aquello escrito decidió bajar al suelo y levantarla del camino.
Andaron lentamente, despacito y con cuidado, caminaron mirándose, pero sin darse la mano.
Como las alas escocían se abrazaban con cuidado, se besaban lentamente, saliendo fuego de sus labios.
Os contaría el final, pero tendré que buscarlo, aunque creo con firmeza que las dos mariposas se seguirán amando.

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