jueves, 20 de febrero de 2014

Danke.

Nunca solía creerme inmortal, ni capaz de crear magia con una mirada.
Nunca he sido capaz de saltar tan alto como lo que mide un miedo. ni mirarme al espejo teniendo como intermediario el viento entre mi cuerpo y el reflejo.
No sonreía más de la cuenta, por miedo a ser completamente feliz, o puede que sea porque no lo fuera...
Siempre caminaba mirando mis pies, porque el peso del tiempo me hacía agachar la cabeza.
Y desconfiaba del mundo, cuando me miraba de forma sincera, no me creía los cuentos de que hay princesas que pueden ser caballeras, que las dejan ir descalzas y desatadas de sus cuerdas.
Nunca me soporté ni me creí, nunca me abracé ni me escribí bonito, nunca supe cuánto pesaban mis sueños o el tiempo que tardaba en un pestañeo.
Pero apareciste tú, y que suerte la mía cruzarme con tu mirada, que me hizo libre.
No sabes la fuerza con la que te escribo y las ganas con las que te pienso.
Me conocí en ti, vi en tus ojos el color de los míos, y en tus manos pude leer mis letras escritas en tu piel. Fuiste capaz de hacerme volar, aun sin alas. Ese "yo te recordaré todos los días lo bonita que eres" y vaya si lo hiciste.
He aprendido que no existe el miedo cuando una sonrisa es capaz de mirarte. Que nada te paraliza, ni dudas, ni piensas, solo saltas y respiras hondo.
Que no hay palabras más sinceras que las que dicen tus ojos, y que aunque el mundo no confíe en mi siempre hay que dejarle llorar en tu hombro, que no todos son mentiras y que la gente buena prevalece.
Me has enseñado a sonreír con el alma, aunque eso me salga solo nada más verte. Que dos manos ven más que muchos ojos, y que soy capaz de mucho si me lo propongo.
Y a ti te digo gracias, en todos los idiomas que me has enseñado, ya sabes que no me refiero solo a los hablados.
Te digo gracias con mis manos y mis letras, que es como mejor se me da. Pero estoy aprendiendo a silbarte las gracias, cantarte las gracias y morderte las gracias. Decirte que tú lo eres todo con solo dos miradas, porque te confieso que para esto la tuya me hace falta.
He de confesarte que no me he cumplido las promesas, que prometí no quererte deprisa y ahora solo tengo prisa de quererte, pero espero. Te espero. Te quiero.

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