domingo, 23 de febrero de 2014

Ella, de cinco cuerdas...

Me recuerdo tanto a ti que solo quiero quererme. Te veo tanto en mí que solo quiero abrazarme, besarme y cantarme canciones de amor, o desamor...que todas nos sonaban bien. Pero a tu lado qué no lo hacía.
Hoy he descubierto que la proposición más indecente que he hecho ha sido que si nos hacemos un dueto. Y me ha sacado una guitarra a bailar, con una cuerda de menos y algunas vueltas de más. Nos hemos mareado entre risas, y yo solo quería tocar sus cuerdas para que volviese a sonar como lo hacía, como ella sabe que lo hace.
Y tengo la cuerda guardada para ella, a medida de sus posibilidades, pero no se deja tocar, y eso que mis dedos conseguían sostenerla en los sostenidos, hacer equilibrismos en un sí bemol con ayuda del viento.
Primera,
Cuarta,
Tercera,
Acelera.
Y hablo de marchas de un corazón desbocado, enredado en unos dedos que puntean cada pedazo de su vida.
Hablo de unas notas que encajan con mi vida llena de risas desafinadas.
Y huyo de los acordes que ya no suenan, la veo alejarse y convertirse en cualquier instrumento de viento...metamorfosis de un cuerpo de cinco cuerdas...y cuatro enganchadas a mí, o yo enredada en ellas.
Y la sexta...la sexta anda perdida en alguno de los bolsillos de mi mirada.
"Espero que la vida te trate como yo te he tratado" y al despedirse se gira, y comprendo que susurrarla que la quería afinaba cualquier acorde que ella creyese tener desafinado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario