Miedos.

Tengo el corazón en un puño, pero con él no soy capaz de pegar ni al aire, que es el culpable de este ahogo. O quizá sean mis pulmones que han decidido encogerse desde que no estás...porque ahora quieras o no todo es más pequeño.
Hoy me he mirado al espejo y me he contado los lunares, te sorprendería saber que cada día que pasa tengo uno menos, supongo que estarán yendo en busca de tu cuerpo, ellos me cuentan que te echan mucho de menos.
Siento si cada letra es una puñalada en la espalda, o quema como ese incendio sin llama, pero aún con las cenizas calientes. Siento si vas descalza y no te avisé de que esto iba a quemar durante mucho tiempo...no era mi intención echarte tanto de menos.
Es curioso, aún no he aprendido a estar conmigo y ya estoy sin ti, y ahora soy la mitad de todo...la mitad de mí. Y me duelen las costuras de los sueños de lo que pudimos ser...pero esto es palabrería bonita, no hace falta que lo escriba para el resto que queda de mí sepa que duela.
Y así comprendo que no hay mayor ciego que el que no quiere oír, que fingir que no dolería al final se me dio bien, y me anestesio con mi propio dolor en el pecho usando como calmante las palabras que más queman...que prefiero que duela 
Me refugio en ti sin que ya estés, me refugio en lo que era estando contigo...y sé que me estoy perdiendo...me busco y no me encuentro. Temo volver a las cenizas de ayer, o lo que es peor...al desierto que fui y nunca quise volver a ser...temo que este Lunes constante se vuelva un mediocre martes...que no merece ni una inicial de respeto. Huyo de caer en la costumbre del dolor, aunque temo que ya lo estoy haciendo, pero escocería mucho más echarte, que echarte de menos...aunque sea más...
Y para bien o para mal no se puede escribir el mismo libro dos veces...o el mismo capítulo, solo releerlo y releerlo y releerlo y releerlo.
Paro.
Pero llego a la conclusión que igual que la resaca pasa con alcohol, el escozor de los recuerdos se cura con dolor.