martes, 18 de febrero de 2014

Te estaba esperando.

"Así que paras, y respiras el aire fresco y puro que viene de la felicidad. Sabes que está en alguna parte, pero realmente nunca has sabido dónde. Pero no te asustes, creo que la felicidad va de la mano de los valientes" 

Viajo atrás en el tiempo y descubro que ya te había encontrado aún sin buscarte. Sabía que andabas por alguna parte. Es curioso el destino, qué facilidad tiene de hacer siempre lo que se debe hacer.

Sabía que vendrías (ahora pienso que siempre lo haces, pero ahí aún no) sabía que tenías las sonrisas guardadas para mí. Resulta curiosa la fuerza con la que te esperaba, y la seguridad que tenía de que te encontraría, que estabas escondida en algún lugar.
No sabía tu nombre ni tu edad, no sabía qué color de ojos tendrías, ni si tus manos sabrían coger con fuerza las mías. No sabía nada de ti, pero te esperaba con ganas.

Y llegaste. Como una ráfaga de aire que lo salpica todo, que da un vuelco al mundo y nada es lo que parece. Rompe las teorías y me deja con un libro en blanco para escribir sobre la realidad de mi vida, que no hay nada más cuerdo que un mundo de locos, y al revés. Que no existen teorías que lleven a ninguna parte, que mis principios pasaron a ser los finales, y yo solo pude comenzar en ti.

Borrón y cuenta nueva...
y libro nuevo...
y vida nueva.
Tú.
Y dejaste huella y ahora tengo dos cuadernos para escribirte...uno lleno de ti, otro...vacío de mí. Pero te escribo en cualquier parte, te convertí en versos para poder tocarte y crearte tal y como te mereces. No necesito papel, ni bolígrafo, ni si quiera cabeza...

Me enseñaste a vivir, y comprendí que el mundo puede sonreírte de vez en cuando. Y que la felicidad existe, sobre todo de tu mano...

Y si no crees que son razones suficientes aún para darte las gracias, empieza a darte cuenta que a este cuerpo gracias a ti le han salido alas...

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