Parece que la vida a dejado de reírse en mi cara para pasar a criticarme por la espalda, como los mejores textos. Que ya nadie va de frente y qué vamos a pedirle al mundo si sólo sabemos regalarle naufragios.
Se están perdiendo las buenas manías, como el mirar a los ojos antes de hablar. Llámame loca, pero siguen existiendo las palabras sin voz y sin letras. A ver ahora cómo te las apañas, poeta.
Que el sol sigue saliendo, y en abril sigue nublado, nada ha cambiado desde que te fuiste...solo yo, que he dejado de ser tan poesía para convertirme en un poco de ciudad...y la veo tan vacía que me asusta el vértigo que puedan surfrir los edificios, que se quieren suicidar las azoteas y nadie las comprende.
Ten cuidado con caer que la gente sólo se agacha cuando encuentra un papel, que luego tiran por cualquier capricho de última hora.
No temas por las prisas, el mundo quiere volverse loco. Y lo quiere ya. Todo listo para llevar, son 10,50. Tome las vueltas. Y dos miradas en la bolsa, de regalo, disculpe las molestias.
Vidas tan llenas de intantes invisibles que se vuelven vacías. Que el que no quiere ver sea porque no mira, y en cambio el ciego busque entre bastones unos ojos que le hagan de guía.
El anciano busca en el joven la añoranza de su vida, la viuda, compañía y al poeta que le falta un brazo busca la mano que le escriba.
Y luego estoy yo, con medio corazón de sastre y el otro medio sin señal de vida. No pretendas que llene con personas invisibles lo que el tacto ha logrado dejarme vacía.
martes, 22 de abril de 2014
Seres des-humanos
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