Brindemos.
Hace un año del día que más sonrió Gran Vía, y yo me he pintado los labios de rojo para rememorarlo. Se me ha corrido todo con la lluvia, pero ha merecido la pena. Había que estar a la altura de tanto vuelco al corazón...y de nueve plantas con vistas al futuro.
Brindemos, de nuevo.
Hace un año. Sí. Y no he pensado en Andrés, aunque podría. No me he levantado la costra, me la he lamido despacio y sabe bien. Poco a poco la cicatriz va quedando bonita. He sonreído y me he arañado por dentro. Me he sorprendido haciendo lo que no podría. Somos capaces de todo...ya lo dije aquel día.
Brindemos por tu sonrisa.
Hay mujeres que llegan como un soplo de magia, ya lo dijo Elvira, y esa tarde fue quien me levantó la blusa. Y sonreí. Sonreí tantas veces que me dolía por dentro llegar a ser tan feliz.
La felicidad en la palma de mis manos, demasiada responsabilidad.
Es difícil celebrar un funeral de pétalos de margarita, pero más difícil es bailar en la terraza cada día que me arranqué uno y lo puse entre tus dedos.
Y ahora brindemos por la mía.
Tengo pensado cambiar de vida y respirar tan fuerte que sea yo la que se vuele y no la magia, recorrer Madrid descalza y saltar en los charcos, que es un poco como bañarse en la herida...mojarse los pies en las aceras después de la tormenta. Divertirse con el dolor y hacerlo risa. Vivir.
Brindemos por eso de cambiarme la vida...ya sabes, gracias a ti los lunes ya no son lo que eran...y quiera o no, no deja de sonreirme tu suerte para decirme, "le están saliendo alas a quien te las puso". Y yo no puedo hacer otra cosa que devolverle la sonrisa.
Brindemos por la vida.
martes, 16 de septiembre de 2014
Brindemos.
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