Ha llegado el momento en el que duele tanto avanzar como ir hacia atrás, bueno más que ir hacia atrás, dejar los contadores al cincuenta por ciento, que es más o menos como están ahora. Y miras a tu alrededor y unicamente ves abismo, pero no sabes si apostando por seguir habrá otra pendiente aún más pronunciada.
Así que paras, y respiras el aire fresco y puro que viene de la felicidad. Sabes que está en alguna parte, pero realmente nunca has sabido donde.
Pero no te asustes, creo que la felicidad va de la mano de los valientes.
miércoles, 14 de agosto de 2013
Creo que la felicidad va de la mano de los valientes
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