domingo, 17 de noviembre de 2013

Canela y Madrid.

Hay noches en las que pedir deseos o soplar velas sería desperdiciar los sueños que se van cumpliendo mientras soplas.
Hay noches en las que pidas lo que pidas nada podría mejorar lo presente.
Hay noches en las que el tiempo vuela y te topas con Madrid y su sonrisa y se vuelve madrugada.
Y así, las noches se hacen de día y comprendes que el tiempo no es más que otro invento del hombre para poner normbre a aquello que no lo puede tener, que no se puede medir...que ningún tiempo pasa tan lento como sin ti, y eso no hay reloj que lo mida.
Y todo se vuelve reversible, y ahora las velas nos soplan para pedirnos, intentando apagarnos...porque somos deseo. 
Hoy descubrí que las mejores noches son las que saben a ti y a una mezcla de sabores irreconocibles, incontables...tú y canela, tú y calor, y deseo, y frío, y manos entrelazadas en tu vida...en la mía. Tú y música de fondo o en el mayor de los silencios...tú, tú  y tú.
Ahora entiendo por qué anoche Madrid sonreía...creo que descubrió  que no hay mejor combinación que tu sonrisa y la mía.

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