Al final sabíamos que la noche llegaría tarde o temprano, pero nos creímos heroínas del tiempo, capaces de controlar el sol y la luna con el incendio de nuestros besos, creímos que con eso sería suficiente.
Pero nunca nada es suficiente, bastante o para siempre, nunca nada es infinito, solo nuestros cuerpos aquella noche, nuestras ganas lo fueron...
No te voy a engañar, no seré feliz sin ti, pero quiero que tú lo seas, quizás así me acerque un poco a rozar la felicidad que creí infinita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario