Me veo en los ojos de aquellos que dicen las verdades aunque duelan, y así me reconstruyo poco a poco, y descubro quién soy.
Pruébalo. Solo ellos saben qué ocultan las palmas de tus manos.
Soy la que no se conoce por si misma, sino por el resto, la que cambia de color según el tamaño de la luna.
Soy la que agranda la sonrisa para que quepan más miradas, y así contagiar al mundo aquello que no entiende de idiomas.
Me han dicho que cuando sale la luna no me transformo en lobo, pero sí en pantera. Que tengo dos ojos, y nunca en el ombligo, y aunque sea un poco oruga estoy trabajando para poder volar, aunque aún es pronto.
Me quedo siempre donde se escuchan palabras que acarician y llega el olor de los amaneceres.
No escucharás ruido de otras cuerdas que no sean de mi guitarra, aunque esas también se hacen de rogar.
Y de las yemas de mis dedos muchas veces nacen flores, y aunque una mirada diga más que mil palabras, las mías pueden disfrazarse en letras y revolver corazones.
A veces puede parecer piedra, pero no es más que una historia sobre un cartón mojado. Sopla que seque, por si duele.
Y cuando me siento libre, consigo, al fin, las dos pequeñas alas...
martes, 28 de enero de 2014
Mi yo en tus pupilas.
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