jueves, 6 de febrero de 2014

Acabaría con el mundo.

Acabaría con el mundo solo por escuchar de tu boca aquello que dices con el resto del cuerpo. Quédate. Y me quedo.
Que las palabras más grandes son las que ocupan poco espacio.
Acabaría con el mundo por volver a verte saltar de la cama corriendo, y que mi mis ojos no puedan apartarse de ese perfecto movimiento que algunos llaman  culo. Y esperar con los ojos clavados en la puerta para ver esa sonrisa inquieta y que saltes sobre mí de nuevo.
Acabaría con el mundo por un vaso de agua que proceda de tu cuerpo, beberte a grandes tragos, a morro, por dentro...
Y acabaría con el mundo de las mil maneras posibles de darte vueltas en la cama, de las otras mil de acurrucarte en mi pecho, y perderte en él.
Pero sé que el mundo se acaba y no soy yo la que lo ha hecho, quizás se separaron dos cuerpos e hicieron estallar en partículas cada parte del universo. Porque si yo me pregunto por qué, imagínate el cielo, que se moría de celos solo con vernos de lejos.

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