O de encuentro.
O de retención en la carretera del olvido. No sabes los atascos que se forman por aquí. Todo el día lloviendo, y yo resbalando, con el único agarre al asfalto de dos pies de plomo que me paralizan. No puedo correr en tu huida. Pero cambiar busca por huida ya me supone un gran avance. Supongo que notas mis progresos, no debe hacer tanto aire por los lugares donde pasas. Porque ya no soplo, aunque de vez en cuando se me escapa algún suspiro en forma de letras, como este. Llámalo error, o escarbar en la herida, llámalo quemar, llámalo la agonía de la huida.
Estoy esperando el momento en el que deje de vomitar recuerdos, lo siento, hasta en la metáfora me comporto igual, nunca sé poner punto y final a mis textos.
Sería tan sencillo correr en dirección contraria al sol, pero calentaba tanto que en estos días que hace frío solo consigo mirar hacia atrás, por si acaso encuentro algún rayo entre todo este abismo.
Ayer se me paró el corazón una décima de segundo que pareció un infierno. Te volví a ver, quizá sea el porqué de esto. Pero no eras tú. Y el miedo de coincidir contigo en el mismo espacio-tiempo tambaleó esos pies de plomo de los que tanto hablo. Que hasta los pilares más grandes acaban cayendo, y correr calle abajo en tu huida no fue la solución.
Ayer fue un día de recuerdos, sin buscarlos, que es lo peor, porque si esperas el golpe estás prevenida...o no, pero esperas el impacto. Pero cuando apareces sin buscarte, cuando entras a algún lugar que echa de menos tu risa, es ahí cuando más duele. Supongo que en esto me comprendes.
Voy a estrujar este texto y a quitar los supuestos y los ojalás, voy a quitar la segunda persona del singular para dejarlo vacío. Pero ya ves que ni eso puedo, que las letras son ahora mi único alivio.
Y miro al mundo con los ojos vacíos de presente y me devuelve la mirada furtiva de los que no comprenden de qué color está un corazón cuando duele. Que no, que no es negro ni gris, que es verde...que la esperanza es lo último que se pierde, y así con el alma manchada de campo sigo esperando ese vendaval que me atrape y me obligue a salvarme.
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