lunes, 14 de julio de 2014

Ángeles.

Aún no he llorado, pero ya sabes como soy yo para éstas cosas. Estoy segura que ahora se me cae un vaso y la que se rompe soy yo.
No tengo fuerzas para seguir subiendo, sabes cuánto me canso en las cuestas...y más si hay piedras y me autotropiezo.
Hoy ha soplado el viento tan fuerte que me ha levantado el vestido y he mirado al cielo. Algo me ha deslumbrado y estoy casi convencida de que era un ángel, ya sé lo que me vas a decir, que si no creo en Dios de qué estoy hablando. Y es cierto.
Yo creo en las personas y en lo que veo, al igual que en los actos y no en las palabras, pero ya me ves...escribiendo.
Nunca es todo blanco o negro.
Era un destello del sol en una ventana, pero igual que un niño cree que los camellos pueden volar, yo he visto un ángel.
Y a ver quién tiene cojones a decirme que no.
Sonreía, tan tan fuerte que se ha hecho daño en las costillas, que es el lugar donde nace la risa.
Me ha dicho que no tenga miedo de nada, ¿no es increíble? Yo, que me creía la juansinmiedo he temido por él. Por si no volvía. Y él lo sabía. Me ha mirado como queriendo me.
Y me he dejado hacer.
No sé si existen los Ángeles pero ojalá sí.

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