martes, 18 de noviembre de 2014

N2

Tuve la incesante necesidad de mentir al verte, fue una extraña sensación que duró un parpadeo y me olvidé de mirarme.
Me desarmé por completo y dejé mi parte oscura bajo la almohada, a ver si con suerte algún sueño se la llevaba en un descuido.
Arriesgué todas mis fichas a una sola carta. Solo tenía una oportunidad de salvarme.
Salió cara. La cruz la tenía a la espalda.
Me miraste de tal forma que tuve que girarme. Vaya vendabal de miedos se arremolinó en la acera. Nada comparado con lo que había aquí dentro.
Era o matarme o morir en el intento. Nunca fui de dejar las cosas a medias por propia voluntad. Giré la ruleta y sin mirar disparé.
Se acabó el juego. Con las manos llenas de sangre observé mi herida. No andabas por allí, ni tú ni nadie que fingiese tener tus ojos.
Sonreí. El corazón estaba a salvo esta vez. Y tú no tenías nada de qué preocuparte.
Y aún sigues mirando hacia atrás por si te sigo.  De verdad, ahora te confieso que nunca llegué a entenderte. Joder, que llevas un vestido muy corto para ese par de ideas que te están creciendo. Por eso me tengo miedo. Guárdame el secreto, escondo las balas entre la ropa interior, por si acaso te veo y no tengo más opción que quedarme.
Ojalá te vuelvas a cruzar por delante y acabe de una vez conmigo. No tengo ganas de seguir jugando a este juego.
Ya es tarde.
Quítate el vestido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario