jueves, 20 de noviembre de 2014

Un día cualquiera

¿Alguna vez os habéis sentido realmente libres? No hablo de la libertad que aparentan unas cadenas cortadas, ni la que nos venden al llenar los pulmones de aire al pisar el campo.
Hablo de la libertad del cuerpo y por lo tanto de la mente, de la libertad de estar solos. De la libertad de poder serlo con alguien.
Lo siento, eso no existe, nadie corre la cortina de la ducha y piensa "hoy mi físico no me podría suponer una barrera en mi vida para nada", nadie se prepara un café y echa sacarina en lugar de azúcar por voluntad propia, y no hablo de querer, hablo de imposición tras el argumento de "estar saludable " hablo de anorexia bajo el pretexto de "las chicas del anuncio" hablo de enmascarar el problema y poner flores alrededor de la verja.
Una mujer se pone rimel frente al espejo y su hija desde el suelo mira desconcertada para qué servirá eso, que ella lo único que quiere ahora mismo son alas.
Siempre ahogamos las penas en el gintonic de mañana, nos creemos felices por ser capaces de publicar tu vida social en las redes que dicen serlo.
No entendemos que el "ahora" es ya.
Nos comemos la cabeza y no la boca a nosotros mismos. Nadie va a querernos así... Y menos mal, por lo visto. Si quieres un trabajo bien hecho... Ya sabes. Pero para follar siempre harán falta dos.
Que yo he venido aquí a quitarme la máscara, a gritar que igual que tú yo tampoco soy libre, pero al menos lo intento, que una N o una M en tus zapatillas no me dicen nada si no sabes caminar para conseguir lo que quieres. Que una manzana mordida no te va a hacer hablar más con la persona que tienes enfrente. 
Que lo que hagas, siempre de dentro a fuera y lo que pienses de fuera a dentro, no me malinterpretes, solo te aconsejo que como actúes no sustituya a como pienses.

No hay comentarios:

Publicar un comentario